jueves, 26 de noviembre de 2015

6 años 2 meses

seis años dos meses.
danza de hojas
en el viento de otoño.
vuelvo mis ojos
hacia ti.
bailas en el aire
entre las hojas
subes, bajas, giras,
desabrochas tu camisa
porque no hace frío
y te han nacido
unas alas
de hojas
secas ocres 

rojas
caen como plumas
sobre mis ojos
se posan.
Benditos párpados.




viernes, 18 de septiembre de 2015

Secta semana de julio



Pero a veces
sólo es
mirar a través de la ventana.

Esperar
que las cosas aparezcan
en el encuadre y

quizá nombrarlas
erróneamente,
describirlas
de forma absurda,
confundirlas,
emborronarlas,
mezclarlas

en esta lluvia morada
que tiñe los cristales,

y esperar
que desaparezcan
sin sentir
más que un desconocido peso
en los párpados

sin imaginar
más que una nube añil
mordiendo el filamento
de una bombilla
sin casquillo.

A veces, sólo es
la proximidad a un yo mismo
que alguien
describe jugando a mirarme
desde el otro lado
de mi inocencia.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Quinta semana de julio

Me mostraste
cómo podía encontrar
orizontes
en las líneas de tus manos
si las miraba
muy de cerca.


miércoles, 12 de agosto de 2015

Tercera semana de Julio



Está tan
seco el verano,
tan pajizo, tan
seco está
en el interior de la seca
laguna de los días
cuyos nombres
estoy olvidando.


Están
las noches antiguas y
secas
y sus límites
el fuego está
calcinando.


La línea,
contorno de  nombres y  números,
está abrasada,
es  tan solo  un degradado.


Es una recta,
un segmento,
un corte.
Un punto seco.


Punto seco que finge
los nombres del ocaso,
ardiente punto seco que quiebra
los números del alba
y me olvida.


Secó
el verano
la verdad de las ficciones.

martes, 14 de julio de 2015

Segunda semana de julio

Y, de repente, tras un salto
de niño impaciente, salir
volando,
flotar,
agitando los brazos entre 
las nubes blancas
desliando sus hebras 
de sueño,
convirtiendo los brazos 
en aspas
que baten, que hacen trizas 
con sus uñas afiladas,
la asfixiante pasta 
negra de las pesadillas,
rasgando a dentelladas
con dientes de leche 
aquel rostro
que ahora me hace llorar tras 
haberme hecho
reír
durante tanto tiempo 
que la felicidad ya 
era 
eso y
ese rostro.


viernes, 3 de julio de 2015

Primera semana de Julio

Ruido, melodía, silencio.
Vibración, continuidad. Fluido.

Me desplazo, cambiando de forma,
reordenando la disposición de mis miembros,
rellenando las inagotables fracturas
del mundo.

lunes, 1 de junio de 2015

Temblor

Ya te acercas
luna
    llena
de reflejos
y apariencias.
En tu noche plateada
nada habrá de ser conocido.
Muestras,
fiel espejo,
el otro lado del mundo.

martes, 26 de mayo de 2015

Cancioncilla a ti que no has dormido.

Alguien,

allí,
en aquella porción de escombros
cubierta de tierra,
coronada de cardos altos y amapolas,
en aquel rincón
invisible,

posó su peso,
acostó su cuerpo,
durmió en la noche verdadera.
Enterró sus sueños.


Sueños, sí.
Enterrados.
Cardos.
Amapolas.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Canción improvisada del 672 y líneas 6, 10 y 5.


Cuando miro mis manos veo que están
fuera del tiempo. Que son
atemporales, no
envejecen.

Me faltan razones, normalmente,
cuando hablo. Siempre
estoy equivocado. Voy
en el bus y me veo desde el tren que veo
desde la ventana. Ese sentimiento
de la poesía barata. Morir
a estornudos.

Cuando mis manos aguantan
a mi hijo de pocos meses, no las veo
más viejas, sólo
más grandes, más
ásperas, más rudas,
duras, feas,
fuertes,
se aprecian las venas.

La poesía nunca es barata.
No tiene precio. Nunca
tengo razón.

Quiero orar. La oración de hoy:
mantenme alejado, oh, señor,
de la razón. Mantenme, oh dios,
liviano, ligero, relleno de
una inmensidad de aire.

Nacer de un estornudo, o
al menos, despertar, la cabeza
contral el cristal del bus vibra,
por el estornudo del ocasional acompañante.

Qué muertos estamos. Qué tajos
profundos en nuestros corazones.
Nacemos a chorros de las heridas
y nos acumulamos en los remansos
de los hoyuelos de las sonrisas.

Somos paz. Fluimos
por los principios de la termodinámica y otras asignaturas
que suspendí.

Ninguna razón tengo. Totalmente
desorientado
en la red subterránea de metro. Ciego.
Chamuscados los sentidos.

Mis manos, mis manos
conocidas. Mis manos
de muchacho. Diseñadas para sujetar
el viento. Para no
sujetar nada. Estoy
lleno de sinrazones.

Oh, dios, mantenme alejado del peso de las razones.
Quiero darte la mano, agarrarte la mano perfecta, encadenar
tu muñeca a la roca de la playa cuya línea es recta y esperar
a que quedes sumergido
cuando suba la marea.

18/02/2015


martes, 17 de febrero de 2015

Invierno menguante


Crepita en el interior de la estufa.
Leño a leño, el invierno se consume.
Fuego bajo la tierra helada.

A través de la ventana observo

los pequeños saltos del agua
en el regato que esquiva los fresnos
de la verde ladera.

Abro la puerta, camino entre picos,

de urracas, de rabilargos, de petirrojos,
de mirlos, de herrerillos y carboneros,
de mitos, camino
entre la estela de silencio que un aguililla
esparce por el viento.

Crepita la sangre, mi corazón de montaña,

manantial de ecos y oleajes, en mis piernas
que me impulsan a recorrer 369.359 kilómetros
hoy, y que un día me abandonarán
a medio camino.

Arde, rosa de los vientos. Flor

sin destino. Timón de las estaciones
que giras sobre las nubes. Tus pétalos
sin consciencia acariciaron en la noche
mi sueño.