lunes, 4 de abril de 2016

Ayer, de nuevo grité,
grité ayer tu nombre
en el bosque,
otra vez.

Qué triste tu nombre gritado al bosque
y que hermoso su silencio
que lo acoje.

Ya es tu cuerpo un nombre
para mi. Pero saben los árboles
que me engaño:
el peso del recuerdo
es rumor que habita
las raíces de mi corazón.

Ayer, otra vez, tu nombre
gritado en el bosque
me lo secó.

Arroyo de los días de abril
nutre la tierra de mi grito
del grito amargo que no olvida el tiempo
de aquella vida que a gritos nombré.