martes, 14 de julio de 2015

Segunda semana de julio

Y, de repente, tras un salto
de niño impaciente, salir
volando,
flotar,
agitando los brazos entre 
las nubes blancas
desliando sus hebras 
de sueño,
convirtiendo los brazos 
en aspas
que baten, que hacen trizas 
con sus uñas afiladas,
la asfixiante pasta 
negra de las pesadillas,
rasgando a dentelladas
con dientes de leche 
aquel rostro
que ahora me hace llorar tras 
haberme hecho
reír
durante tanto tiempo 
que la felicidad ya 
era 
eso y
ese rostro.


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